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¿Astrología o astronomía?

Mucha gente cree firmemente que la astrología es capaz de predecir nuestro destino. Y otra gente cree que la astrología es una gran mentira sin ninguna base científica. Hoy voy a demostrar que ambas creencias están equivocadas. ¿Puede funcionar la astrología?

Todo astrónomo sobre la faz de la Tierra se tiene que enfrentar de vez en cuando a la pregunta: “¿Tú qué era lo que hacías, astrología o astronomía?”. Así que, para ahorrarles tiempo de ahora en adelante, hoy en AltruFísica voy a intentar resolver la confusión.

Resulta que durante cientos de años no había diferencia entre astrología y astronomía. De hecho, personajes como Ptolomeo, Galileo, Kepler o Brahe, algunos de quienes consideramos a día de hoy como padres de la astronomía, creían en la astrología. A fin de cuentas, no tenían alternativas científicas mejores. Pero más o menos a partir del siglo XVII, ambas empezaron a divergir, y a día de hoy significan cosas muy distintas.

Para empezar la astronomía con “n” es la ciencia que estudia la composición y leyes del Universo, lo que incluye áreas como la cosmología, la astrobiología, o la astrofísica. O sea, cosas de las que suelo hablar en este canal… ¡excepto hoy!

En lo que queda de episodio voy a hablar de astrología con “l”, que en pocas palabras es un conjunto de tradiciones y creencias que buscan predecir lo que le ocurre a los seres humanos en la Tierra mediante el estudio de las posiciones de los astros. Así que ¿cómo surgieron estas creencias?

¿Cómo surgió la astrología?

Hace más de 2500 años, en la antigua Babilonia, los primeros astrólogos fueron observadores que encontraron patrones en el cielo. Vieron que esos puntitos brillantes no cambiaban al azar, sino que se repetían cada noche, e iban desplazándose por el cielo poco a poco, noche tras noche, hasta volver al mismo sitio después de un cierto tiempo, que solía coincidir con unas 12 lunas.

O sea, descubrieron que los movimientos de estrellas que veían en el cielo se repetían año tras año.

También se dieron cuenta de que lo que pasaba en la Tierra cambiaba con la misma periodicidad que los objetos en el cielo: Había épocas más calurosas, y otras más frías, épocas con más lluvia y otras con menos. Y para cada una de esas épocas en la Tierra, el cielo mostraba un conjunto de estrellas característico.

O sea, encontraron una correlación entre la posición de los astros en el cielo, y los fenómenos que pasaban en la Tierra.

Así que crearon modelos para poder predecir esos fenómenos en la Tierra según la posición de las estrellas. Para ello dibujaron figuras fácilmente reconocibles en el cielo, uniendo esos puntitos brillantes: Un león, un cangrejo, un escorpión, unos peces, un toro… Y, según qué figura mostrara el cielo, la gente de Babilonia sería capaz de predecir, por ejemplo, cuándo sería la siguiente época de cosecha, o de recolección de dátiles o granadas.

Constelación de Leo, sobre una imagen de un león en el cielo.

Hasta aquí la astrología no solo era muy útil, sino que se ajusta perfectamente a la ciencia actual. En lo que se equivocaron los astrólogos de entonces fue en la causalidad: Al ver esa correlación entre patrones en el cielo y fenómenos en la tierra, concluyeron que los astros causaban esos fenómenos en la Tierra. En otras palabras, creían que las estrellas, fueran lo que fuesen, tenían una influencia sobre el mundo y sobre nosotros.

De modo que, estudiando el cielo, los astrólogos no solo creían ser capaces de predecir la llegada de las estaciones del año, sino también conquistas, derrotas, plagas, y todas nuestras otras penurias y alegrías en la Tierra. Y aquí es donde la astrología empieza a divergir de la ciencia moderna. ¿Pero hasta qué punto es esto científicamente posible?

¿Funciona la astrología?

En las apps de citas uno de los detalles más importantes del perfil de una persona es su signo del zodiaco. ¿Pero tiene alguna relevancia? ¿Deberías preocuparte de si la otra persona es sagitario o es acuario? ¿Podríamos predecir, en base a la posición de los astros el día en que naciste, si tu cita de esta noche saldrá bien?

 

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Para empezar, el cielo ha cambiado desde que se inventaron los signos del zodiaco, hace unos 2500 años. En parte porque las estrellas están en continuo movimiento, así que desde entonces se han desplazado por el cielo en direcciones aleatorias. Aunque vistas desde la Tierra, sus posiciones tampoco han cambiado mucho, de media menos de un grado.

Pero lo que es mucho más importante es que el eje de rotación de la Tierra ha cambiado su orientación. Tanto es así que tu signo del zodiaco ya no es el que te habría tocado hace 2500 años, sino que debería ser el de un mes atrás.

O sea, que si eras acuario en la antigua Babilonia, es porque el Sol pasaba por la constelación de acuario el día en que naciste. Pero en la actualidad, si te dijeron que eres acuario, cuando naciste el Sol en realidad pasaba por la constelación de capricornio. Y si naciste a finales de noviembre, como yo, tu signo realmente no es sagitario, sino escorpio, o incluso ofiuco, del que seguramente nunca oíste hablar ya que ni siquiera es un signo del zodiaco tradicional.

Pero además de eso, las constelaciones son agrupaciones totalmente arbitrarias de estrellas. Son como instalaciones de arte perceptivo: Vistas desde un cierto ángulo (o sea, desde la Tierra), las estrellas parecen dibujar un patrón, pero vistas desde cualquier otro ángulo, esas estrellas ni siquiera están cerca unas de otras.

Dejando todo eso de lado, para que la astrología funcione y seamos capaces de predecir el comportamiento humano por medio de la observación de los astros, hace falta que se cumplan al menos dos premisas:

  1. Los astros ejercen algún tipo de influencia observable sobre los seres humanos.
  2. Somos capaces de predecir el comportamiento humano.

Vamos a fijarnos en la primera premisa.

¿Cómo influyen los astros en nuestras vidas?

El astro que mayor influencia tiene en nuestras vidas es, por supuesto, el Sol, cuya atracción gravitatoria mantiene a la Tierra en su órbita anual. En segundo lugar, la Luna también tiene una influencia gravitatoria importante, siendo la principal causante de las mareas.

Además de la gravedad, la vida en la Tierra también se ve enormemente afectada por la radiación que nos llega directamente del Sol, y en mucha menor medida la que nos llega reflejada en la Luna.

Y hasta aquí llega la lista de interacciones relevantes entre los astros y la vida humana. La atracción gravitatoria, así como la radiación que nos llega de otros planetas y estrellas, son muchísimo más débiles.

Pero vamos a tirar un poco más del hilo. ¿Qué pasaría si la influencia de otras estrellas fuese comparable a la de la Luna y el Sol? Vamos a hackear la Vía Láctea.

Imagina que sustituyéramos Próxima Centauri, la estrella más cercana a la Tierra después del Sol, por TON 618, el agujero negro supermasivo más grande observado hasta ahora en todo el Universo (unas 60 mil millones de veces más masivo que el Sol).

Haciendo las cuentas, la atracción gravitatoria que sentiría la Tierra hacia esa enorme bestia sería parecida a la atracción que siente la Tierra hacia el Sol. Así que lo habríamos conseguido: tendríamos objetos más allá del Sistema Solar ejerciendo una enorme influencia sobre nosotros. ¿Pero ayudaría esto a los astrólogos a predecir el resultado de tu cita de esta noche?

Más bien al revés.

La órbita de la Tierra, la Luna y el Sol se verían afectadas por el nuevo atractor, lo que afectaría la duración del día, la temperatura, la atmósfera… y de hecho la Tierra comenzaría una trayectoria caótica por el espacio (y la vida acabaría de una forma terrible, pero eso es otra historia).

O sea, que si las estrellas tuvieran una influencia mayor sobre la Tierra, las predicciones astrológicas no serían más fáciles, sino todo lo contrario: Predecir el movimiento de la Tierra, así como nuestras andanzas sobre ella, sería más difícil aún.

Y esto nos lleva a la segunda premisa de la astrología, que es la más importante.

¿Podemos predecir el comportamiento humano?

El principal problema de la astrología de hecho no tiene nada que ver con los astros, sino con nosotros mismos: Predecir el comportamiento humano es extremadamente complicado.

Volvamos a la cita de esta noche. Supón que ya has calculado la influencia de la posición de los astros sobre la Tierra, sobre tu potencial pareja y sobre ti. Los astros están alineados para que la cita sea un éxito. Y en efecto, todo está yendo bien… hasta que una mota de polvo hace que tu pareja estornude en el momento más inapropiado. O un grano de arroz durante la cena hace que te atragantes y te salga vino por la nariz. O justo cuando os vais a dar el primer beso, un pájaro se te caga en la cabeza, y a la mierda el romanticismo.

De repente, te das cuenta de que tu signo del zodiaco ni pincha ni corta: A menos que consigas predecir cada mota de polvo, cada grano de arroz, o el movimiento intestinal de todas las aves de la ciudad, no vas a poder predecir cómo acabará la cita de esta noche.

O sea, que la posición de los astros, independientemente de cuánto nos influya, nunca será suficiente información como para hacer predicciones rigurosas sobre nuestras vivencias terrícolas.

Así que ninguna de las dos premisas de la astrología parece funcionar. ¿Qué hacemos entonces?

Hora de pasar página

“¿Sabes cómo se llama la medicina alternativa que se ha comprobado que funciona? Medicina.” Eso dijo el comediante australiano Tim Minchin. Efectivamente, si tienes una enfermedad, puedes acudir tanto a la medicina alternativa, como a la moderna. Y ambas opciones pueden funcionar, pero la medicina moderna, aunque no sea perfecta, es mucho más probable que te cure.

Algo parecido pasa con la astrología. Como fuente de entretenimiento, o para suplir ciertas inquietudes esotéricas, puede ser una buena opción. Pero si necesitas consejo sobre decisiones importantes en tu vida, recuerda que para ese tipo de predicciones la astrología, simplemente, no funciona. La posición de los astros ni pincha ni corta en tu vida. Las predicciones astrológicas no son mejores que las que puedes sacar jugando a cara o cruz, o tirando un dado, o preguntándole a tu gato.

En conclusión, la astrología fue una herramienta muy útil en su momento. Pero su momento ha pasado hace ya varios siglos. Hoy en día, la astrología es ciencia antigua, o protociencia, una “versión beta”. Así que ya va siendo hora de instalarse la actualización. Se llama astronomía, con “n” de nueva.

Gracias por acompañarme hasta aquí, y espero verte en el próximo episodio de AltruFísica…

…a menos que seas piscis ascendente géminis.

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